Saturday, June 25, 2016

13th Sunday in Ordinary Time

Date: June 26, 2016

First Reading (1 Kings 19: 16b and 19–21)
A reading from the first book of Kings.
The Lord stated to Elijah: "You shall anoint Elisha, son of Shaphat, from Abel Meholah, you shall anoint as prophet in your place." So Elijah left. He located Elisha, son of Shaphat, who was plowing a field of twelve acres and was at the end of the twelfth acre. Elijah passed by him and cast his cloak over him. Elisha left the oxen, ran after Elijah, and stated, "Let me say goodbye to my father and mother; then I will follow you." Elijah stated to him, "Return if you want, do not worry about what I did." However, Elisha turned back, took the yoke of oxen and slew them. He roasted their meat on the pieces of the yoke and gave it to his people who ate of it. After this, Elisha followed Elijah and began ministering to him.

Second Reading (Galatians 5: 1 and 13–18)
A reading from the letter of Saint Paul to the Galatians.
Brothers and sisters: Christ freed us to make us really free. So remain firm and do not submit again to the yoke of slavery. You, brothers and sisters, were called to enjoy freedom; I am not speaking of that freedom which gives free rein to the desires of the flesh, but of that which makes you slaves of one another through love. For the whole Law is summed up in this sentence: You shall love your neighbor as yourself. But if you bite and tear each other to pieces, be careful lest you all perish. Therefore I say to you: walk according to the Spirit and do not give way to the desires of the flesh. For the desires of the flesh war against the spirit, and the desires of the spirit are opposed to the flesh. Both are in conflict with each other, so that you cannot do everything you would like. But let the Spirit lead you: this is nothing to do with submitting to the Law.

Gospel (Luke 9: 51–62)
A reading from the holy Gospel according to Luke.
As the time drew near when Jesus would be taken up to heaven, he made up his mind to go to Jerusalem. He had sent ahead of him some messengers who entered a Samaritan village to prepare a lodging for him. However, the people would not receive Jesus because he was on his way to Jerusalem. Observing this, James and John, Jesus' disciples asked, "Lord, do you want us to call down fire from heaven to reduce them to ashes?" Nevertheless, Jesus turned and rebuked them, and they went on to another village. As they went on their way, a man stated to Jesus, "I will follow you wherever you go." Jesus replied to him, "Foxes have holes and birds of the air have nests; but the Son of Man has nowhere to lay his head." Jesus requested another person, "Follow me." Nevertheless, the man answered, "Let me return now, for first I want to bury my father." And Jesus replied to him, "Let the dead bury their dead; as for you, leave them and proclaim the kingdom of God." Another person answered Jesus, "I will follow you, Lord, but first let me say goodbye to my family." And Jesus replied to him, "Whoever has put his hand to the plow and looks back is not fit for the kingdom of God."

5 comments:

  1. Responsorial Psalm (Psalm 16) (Verses 1, 5, 7–11)
    The response is: You are my inheritance, O Lord.

    Keep me safe, O God, for in you I take refuge. O Lord, my inheritance and my cup, my chosen portion — hold secure my lot.

    I bless the Lord who counsels me; even at night my inmost self instructs me. I keep the Lord always before me; for with him at my right hand, I will never be shaken.

    My heart, therefore, exults, my soul rejoices; my body too will rest assured. For you will not abandon my soul to the grave, nor will you suffer your holy one to see decay in the land of the dead.

    You will show me the path of life, in your presence the fullness of joy, at your right hand happiness forever.

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    1. This responsorial psalm is taken from the Catholic Pastoral Edition Bible.

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  2. Primera Lectura (1 Reyes 19: 16b y 19–21)
    Una lectura del primer libro de los Reyes.
    El Señor dijo a Elías, “Consagrarás a Eliseo, hijo de Safat, de Abel-Mejolá, como profeta en vez de ti. Partió de allí Elías y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien estaba arando; tenía doce medias hectáreas de tierra para arar y estaba en la duodécima. Elías se le acercó y le tiró encima su manto. Inmediatamente, dejando sus bueyes, Eliseo corrió tras Elías: “Permíteme, le dijo, que vaya a abrazar a mi padre y te seguiré.” Pero Elías le respondió: “¡Puedes volverte, era algo sin importancia!” Eliseo se alejó pero para tomar la yunta de bueyes y sacrificarlos; asó su carne con el yugo y se la sirvió a su gente, luego se levantó, salió tras Elías y entró a su servicio.

    Salmo responsivo (Salmo 16) (Versículos 1, 5, y 7-11)
    La respuesta es: Eres mi herencia, oh Señor.
    • Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte!
    • Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente el Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré.
    • Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás la muerte ni dejarás que tu amigo vea al sepulcro.
    • Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.

    Segunda Lectura (Gálatas 5: 1 y 13–18)
    Una lectura de la carta de San Pablo a los gálatas.
    Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud. Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales; háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros. Yo les exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.

    Evangelio (Lucas 9: 51–62)
    Una lectura del Evangelio Santo según el San Lucas.
    Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: “Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?” Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!” Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.” Y dijo a otro: “Sígueme.” Él respondió: “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.” Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios.” Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos.” Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.”

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  3. Primera Lectura (1 Reyes 19: 16b y 19–21)
    Una lectura del primer libro de los Reyes.
    El Señor dijo a Elías, “Consagrarás a Eliseo, hijo de Safat, de Abel-Mejolá, como profeta en vez de ti. Partió de allí Elías y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien estaba arando; tenía doce medias hectáreas de tierra para arar y estaba en la duodécima. Elías se le acercó y le tiró encima su manto. Inmediatamente, dejando sus bueyes, Eliseo corrió tras Elías: “Permíteme, le dijo, que vaya a abrazar a mi padre y te seguiré.” Pero Elías le respondió: “¡Puedes volverte, era algo sin importancia!” Eliseo se alejó pero para tomar la yunta de bueyes y sacrificarlos; asó su carne con el yugo y se la sirvió a su gente, luego se levantó, salió tras Elías y entró a su servicio.

    Salmo responsivo (Salmo 16) (Versículos 1, 5, y 7–11)
    La respuesta es: Eres mi herencia, oh Señor.
    • Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte!
    • Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente el Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré.
    • Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás la muerte ni dejarás que tu amigo vea al sepulcro.
    • Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.

    Segunda Lectura (Gálatas 5: 1 y 13–18)
    Una lectura de la carta de San Pablo a los gálatas.
    Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud. Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales; háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros. Yo les exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.

    Evangelio (Lucas 9: 51–62)
    Una lectura del Evangelio Santo según el San Lucas.
    Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: “Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?” Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!” Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.” Y dijo a otro: “Sígueme.” Él respondió: “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.” Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios.” Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos.” Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.”

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